Grasa Animal: La Clave para la Supervivencia Humana en Climas Hostiles Durante la última Edad de Hielo, la supervivencia dependía de la grasa animal debido al frío extremo y la falta de alimentos de origen vegetal. Los primeros humanos priorizaron la caza de animales grandes como los mamuts por su alto contenido de grasa, que proporcionaba energía y nutrientes esenciales. La grasa ofrecía más del doble de energía por gramo en comparación con los carbohidratos, al tiempo que regulaba la temperatura corporal y protegía los órganos vitales.
La Grasa como Fuente Primaria de Energía del Cuerpo Contrariamente a la creencia popular de que la glucosa es nuestra principal fuente de combustible, la biología humana favorece la grasa para obtener energía sostenida. Cuando se metaboliza en ácidos grasos y cetonas, proporciona un suministro constante de energía a diferencia de los picos inducidos por carbohidratos. Nuestros cuerpos están diseñados con una capacidad casi ilimitada para almacenar grasa pero reservas limitadas de glucógeno, una adaptación evolutiva que garantiza la supervivencia durante la escasez de alimentos.
El Papel Esencial de la Grasa Animal en la Salud La grasa animal apoya funciones corporales críticas, incluida la integridad de la membrana celular, la salud del cerebro (60% compuesta de grasas), la producción de hormonas, la absorción de vitaminas (A, D, E, K)y la eficiencia del sistema nervioso a través de la formación de mielina. La estigmatización moderna contra las grasas saturadas proviene de estudios defectuosos; en cambio, los azúcares procesados han impulsado las enfermedades relacionadas con la obesidad desde que prevalecieron las dietas bajas en grasas.